Descripción de la variedad de cereza Brusnitsyna, sin pretensiones
Contenido
Descripción y características de la variedad
La variedad de cerezo Brusnitsyna presenta un arbusto frondoso y extendido de unos dos metros de altura, con un follaje vibrante que se cubre de una profusión de flores fragantes en mayo y se llena de bayas rojo burdeos en agosto. Los brotes, de 30 a 35 cm de largo, crecen con gran rapidez y las hojas son simples, alargadas, con borde afilado y lados serrados.
Esta variedad autofértil tolera bien los inviernos con heladas, tiene una alta resistencia a la mayoría de las enfermedades, comienza a dar frutos rápidamente y deleita regularmente con una alta producción de bayas sabrosas y saludables. Por lo tanto, la cereza Brusnitsyna no necesita polinizadores para dar fruto, pero algunas fuentes mencionan la variedad Mayak, que aumenta la producción del arbusto cuando se planta junto a ella. Incluso sin un polinizador, la primera cosecha se puede obtener en el tercer o cuarto año, y una planta madura suele producir al menos 20 kg de cerezas.
Las ramas, flexibles y de rápido crecimiento, se pueden podar para darles la forma deseada. En ellas se forman flores, seguidas de frutos. Las cerezas son de un rojo burdeos intenso, con un distintivo sabor agridulce. Su peso promedio es de 6 g. Maduran en agosto. Esta época de maduración ofrece una ventaja adicional: para entonces, prácticamente todas las demás variedades ya han perdido su fruto. Las cerezas son muy versátiles: deliciosas y muy saludables frescas, se utilizan para elaborar zumos, vinos, licores y aguardientes con un aroma maravilloso, y también se emplean con frecuencia para hacer mermeladas, conservas y confituras.
Su facilidad de cultivo, sus abundantes cosechas regulares y su capacidad para crecer en climas adversos hacen que las cerezas Brusnitsyna sean adecuadas para plantar en jardines y fincas privadas, tanto para consumo personal como con fines comerciales.
Características del cultivo de Brusnitsyn
Los cerezos de esta variedad prefieren suelos ligeros y arenosos con pH neutro, ubicaciones luminosas y abiertas con abundante luz solar, y preferiblemente protección contra los fuertes vientos del norte. Se deben mantener las coníferas alejadas de los árboles cercanos para prevenir infecciones. Si el suelo es ácido, se debe añadir cal antes de plantar. Los suelos arcillosos pesados deben aflojarse para asegurar una adecuada aireación de las raíces y evitar el encharcamiento, ya que el agua estancada puede matar el arbusto. Para ello, añada varios cubos de arena por metro cuadrado y cave a fondo hasta una profundidad de al menos 1 metro.
Si el nivel freático está a menos de 2 metros de la superficie, conviene plantar el cerezo en una colina o en cualquier zona elevada para evitar la acumulación de agua. Si los inviernos son muy duros, es buena idea buscar un lugar cerca de un edificio.
Para la siembra, seleccione plántulas de uno o dos años, inspeccionando cuidadosamente el sistema radicular antes de comprarlas. Las raíces deben estar sanas y no demasiado secas. Si hay algunas raíces dañadas o secas, se pueden cortar justo antes de plantar y tratarlas con carbón vegetal. Los jardineros experimentados recomiendan remojar las raíces secas en agua durante varias horas y luego sumergirlas en una mezcla de arcilla para mejorar el enraizamiento.
El hoyo debe tener la longitud adecuada para las raíces. Generalmente, la profundidad es de unos 40-60 cm y el ancho de 60-80 cm. La tierra extraída se mezcla con fertilizante, incluyendo humus, compost, ceniza de madera y fertilizantes de potasio y fósforo. Se clava una estaca en el centro del hoyo, a la cual se ata la plántula para mayor estabilidad. Se añade un montículo de tierra enriquecida, se colocan las raíces sobre él y se cubren con tierra preparada, compactándola ligeramente. Tras la plantación, el cuello de la raíz debe quedar al nivel del suelo. Luego, se cava una zanja poco profunda alrededor del arbusto a una distancia de 30 cm y se llena con 2-3 cubos de agua reposada. El área alrededor del tronco se puede cubrir con una capa fina de turba o compost.
No se debe regar el cerezo con demasiada frecuencia; es importante regarlo a fondo después de la floración, cuando las bayas comienzan a madurar (en otoño, después de que hayan caído las hojas).
Los fertilizantes orgánicos se aplican cada dos años, impregnando el suelo alrededor de las raíces con una infusión de estiércol de aves, vaca o caballo. Los fertilizantes minerales se aplican anualmente: a principios de primavera, se abona la planta con 50 g de urea; después de la fructificación, se añaden hasta 200 g de fósforo y hasta 70 g de potasio. Los gránulos de fertilizante mineral pueden esparcirse sobre la superficie del suelo para que, tras la lluvia o el riego, lleguen gradualmente a las raíces, o bien disolverse en el agua de riego y añadirse al surco preparado. Después de regar o remover la tierra (lo cual debe hacerse varias veces durante la temporada), es recomendable cubrir la zona bajo el arbusto con mantillo; esto retendrá la humedad necesaria y evitará el crecimiento de malas hierbas. En invierno, una capa de mantillo más gruesa antes de las primeras heladas ayudará al sistema radicular a resistir el frío.
La poda se realiza en otoño, eliminando las ramas dañadas o enfermas y acortando los brotes para dar forma a la planta. El arbusto debe ser poco denso y permitir una buena ventilación y el paso de la luz solar para prevenir infecciones por hongos. Utilice una herramienta muy afilada para podar, generalmente tijeras de podar. Todos los cortes de más de 1 cm de grosor deben tratarse con brea o carbón vegetal.
Las ramas del tronco se encalan en verano para protegerlas de las plagas y se envuelven en invierno para protegerlas de los roedores.
Vídeo: "Qué afecta a la cosecha de cerezas"
Muchos jardineros se enfrentan al problema de la escasa producción de cerezas. En el siguiente vídeo se explican las causas y las medidas a tomar.


