Cómo cultivar tomates para una cosecha abundante
Contenido
Alimentación de plántulas
El cultivo de plántulas de tomate es probablemente una de las etapas más importantes en el desarrollo de una planta frutal. La forma en que las plántulas enraízan en las bandejas determina el éxito de la planta en el jardín, así como la forma y el tamaño de sus frutos.
El cuidado de las plántulas comienza con la preparación del suelo. Normalmente, se utiliza tierra procedente de plantaciones de ortiga. Se añade humus, turba, arena de río y fertilizantes de potasio y fósforo. Un cóctel de componentes minerales y orgánicos es la mejor solución para nutrir no solo las plántulas, sino también los tomates trasplantados al exterior.
El fertilizante de levadura para tomates ha demostrado ser eficaz. Este fertilizante para el crecimiento se puede preparar fácilmente en casa. Solo necesitará 10 gramos de levadura seca por cada 10 litros de agua para obtener un fertilizante rico para tomates, ya que la solución de levadura se diluye 1:10. El objetivo principal de esta solución es estimular el crecimiento vegetativo de las plántulas, ayudándolas a desarrollar un sistema radicular fuerte, tallos robustos y hojas frondosas que protegerán el fruto del sol abrasador.
El fertilizante para tomates se puede elaborar con ceniza de madera. Aplique el extracto de ceniza dos veces durante la temporada de crecimiento para evitar sobrefertilizar las plantas.
La principal aplicación de fertilizantes se realiza a través del riego, ya que es la forma en que los tomates absorben mejor las sustancias necesarias.
Esquema
Antes de trasplantar las plántulas a los canteros, asegúrese de que haya suficiente espacio entre las plantas. El hacinamiento privará a algunas plantas de luz solar, humedad y nutrientes adecuados. Deje al menos 40 centímetros de espacio entre los agujeros de plantación (por ejemplo, para instalar mallas) y 50 centímetros entre hileras. Los jardineros suelen olvidarlo, lo que resulta en espacios reducidos que dificultan el riego, el abonado y el entutorado.
Antes de trasplantar las plántulas, añade compost a la tierra para crear una base que favorezca su crecimiento. Puedes agregar fertilizantes de potasio y nitrógeno para estimular el desarrollo de las hojas. Para el primer riego de las plantas trasplantadas, puedes usar una solución casera de levadura. Las soluciones de boro (ácido bórico) y ortiga han demostrado ser efectivas, ya que enriquecen el agua y la hacen más nutritiva para los tomates.
El fertilizante debe aplicarse en clima fresco, preferiblemente al atardecer, para evitar que las plantas se vuelvan invasivas. Evite que el fertilizante toque la fruta, ya que puede quemar su delicada piel y arruinarla.
Selección y tipos de fertilizantes
La pregunta más importante de este artículo es con qué fertilizar los tomates. La variedad de fertilizantes puede resultar abrumadora incluso para jardineros experimentados, ¡ni hablar de los principiantes! Veamos las opciones más populares que puedes usar en tu jardín.
La fertilización de los tomates se divide convencionalmente en varios grandes grupos.
Orgánico:
- turba;
- estiércol;
- compost.
Minerales:
- nitrógeno (amoniaco líquido, cloruro de amonio);
- fósforo (superfosfatos);
- potasio.
Entre los fertilizantes minerales, la urea es una opción destacable. La urea, o carbamida, es apta tanto para la fertilización radicular como foliar. Los hoyos de plantación se pueden fertilizar con una mezcla de 25 gramos de urea y 80 gramos de caliza por metro cuadrado de superficie. También es posible regar con urea pura: disuelva 100 gramos de urea en 10 litros de agua. Recuerde que este fertilizante favorece el reverdecimiento de las tomateras, por lo que debe utilizarse durante la primera mitad del ciclo de vida de la planta para evitar dañar los frutos.
Entre los fertilizantes orgánicos más populares se encuentran el gordolobo y la infusión de ortiga. Abonar los tomates con gordolobo aporta al suelo una gran cantidad de micro y macronutrientes beneficiosos, favoreciendo su desarrollo. Las hojas y los tallos de ortiga contienen potasio, calcio y magnesio: todos los elementos necesarios para un crecimiento saludable del tomate.
Si no te gusta preparar tu propio fertilizante, considera Mag-Bor, un fertilizante soluble en agua. Sus ingredientes activos incluyen boro y magnesio, que ayudan a que los tomates desarrollen tallos fuertes y frutos jugosos durante la fructificación. Mag-Bor también fortalece la resistencia de la planta a la mayoría de las enfermedades y promueve la producción de polen, lo que aumenta el rendimiento por planta. Mag-Bor es más efectivo en suelos ricos en nitrógeno. El boro y el magnesio ayudan a combatir el amarilleamiento de las hojas y la ausencia o caída de los ovarios.
Alimentación foliar
El cuidado y la fertilización de los tomates se realizan en varias etapas a lo largo de la temporada: la primera es al plantar las plántulas en tierra abierta, y las etapas posteriores se llevan a cabo como tratamientos foliares.
Las tomateras requieren un seguimiento especialmente cuidadoso tras la formación del ovario, justo antes de que se desarrolle el fruto. Dado que el fruto es vulnerable a las fluctuaciones de temperatura, las deficiencias o excesos de nutrientes en el suelo y los efectos de insectos y enfermedades, la fertilización debe realizarse con precaución.
Una infusión de ortiga puede usarse como fertilizante seguro. Mezcle tallos y hojas de ortiga con cortezas de pan y levadura (los ingredientes deben ocupar ¾ del volumen), y luego añada agua. Remueva la mezcla a diario. La infusión fermenta durante 4 días. Puede abonar sus tomates con esta mezcla fermentada de ortiga y pan mediante riego o acolchado.
Una solución de yodo se usa frecuentemente para favorecer la maduración de los frutos. Sus propiedades antisépticas benefician la composición del suelo y la salud general de la planta durante su crecimiento. Mezcle 6 gotas de yodo en 10 litros de agua y la solución estará lista. Riegue con esta mezcla una vez por semana como máximo. El yodo ayudará a cuidar los tomates, previniendo el mildiú polvoriento y la pudrición.
Los excrementos de pájaro disueltos en una solución son adecuados para abonar los tomates durante la floración. Mezcle 1 kilogramo de excrementos en 10 litros de agua, deje reposar la solución durante 4 días y luego comience a regar los tomates.
El boro y el azúcar aceleran la polinización de los tomates. Mezcla un litro de agua hirviendo, 100 gramos de azúcar y 2 gramos de ácido bórico. Una vez que el líquido se enfríe, comienza a regar. El boro fortalece la planta y prácticamente no requiere otros cuidados.
Abonado foliar con Mag-Bor: disuelva 20 gramos de fertilizante en 10 litros de agua. Riegue con esta mezcla no más de una vez por semana. También puede pulverizar la solución de Mag-Bor sobre las hojas de tomate con un pulverizador.
La siguiente opción es una solución de gordolobo. Necesitará 1 cucharada de sulfato de potasio, 0,5 litros de infusión de gordolobo y 10 litros de agua. Mezcle bien antes de usar. La cantidad óptima de solución de gordolobo para los macizos de flores es de 1 litro por planta, no más de dos veces al mes. Se pueden añadir tallos de ortiga a la solución de gordolobo para potenciar su eficacia.
Recuerda que el cuidado no debe convertirse en abuso. Un exceso de nutrientes en el suelo es tan perjudicial para los tomates como una deficiencia.
Si tienes dudas sobre la composición del suelo o la calidad de los fertilizantes minerales, opta por alternativas más seguras: infusión de ortiga, boro o levadura. Estos cuidados te ayudarán a cultivar fruta hermosa y de excelente sabor.
Vídeo: "Cómo fertilizar tomates sin productos químicos"
Este video explica cómo obtener una excelente cosecha de tomates sin usar fertilizantes minerales. Revela los secretos del uso del compost para nutrir las plantas.






