Fertilización de tomates durante la floración en invernadero: métodos comprobados
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¿Qué fertilizantes se necesitan?
El desarrollo de tomates de alta calidad en invernadero es imposible sin fertilizantes minerales. Los nutrientes más importantes para los tomates son el nitrógeno, el fósforo y el potasio. Es fundamental asegurar un aporte suficiente de fósforo: fertilizar los tomates con este elemento es esencial, ya que de lo contrario no podrán absorber adecuadamente el nitrógeno ni otros microelementos y nutrientes. Los principales signos de deficiencia de fósforo incluyen la aparición de manchas características de color púrpura-violeta en el envés de las hojas, el enrollamiento gradual de las hojas a lo largo del nervio central y un retraso notable en la formación del fruto.
Al planificar el abonado de las tomateras, recuerde que las tomateras de invernadero consumen grandes cantidades del oligoelemento potasio. Este oligoelemento es beneficioso para la formación de tallos fuertes y ayuda a las plantas a absorber y procesar el dióxido de carbono. Si las plantas carecen de potasio, el nitrógeno amoniacal se acumula gradualmente en sus hojas inferiores, lo que provoca que se marchiten y, finalmente, mueran.
A veces, se utiliza levadura común para alimentar las plantas de tomate en invernadero. Sorprendentemente, es una fuente de muchos micronutrientes esenciales para los tomates. Esta solución se puede usar dos veces por temporada. Prepárela de la siguiente manera: tome un sobre de levadura seca, mézclelo con dos cucharadas de azúcar granulada y dilúyalo con un poco de agua tibia. Deje reposar la mezcla unos minutos y luego mézclela con 10 litros de agua. Una regadera estándar para jardín se llenará con medio litro de la solución preparada. Los efectos positivos de la mezcla se notarán en pocos días: las plantas se fortalecerán y crecerán más rápido.
Además de la lista habitual de fertilizantes, puedes añadir fertilizantes específicos según el estado de los tomates en tu invernadero. Normalmente, el cultivo envía señales claras al jardinero sobre las deficiencias de micronutrientes simplemente por su aspecto:
- Si las nervaduras de las hojas, así como su envés, cambian su color natural a púrpura, esto significa que la tomatera necesita urgentemente fósforo; rocíe dichas tomateras con una solución de superfosfato y volverán a su color original;
- La pudrición apical es un síntoma característico de la deficiencia de calcio. Estos arbustos deben tratarse con una solución que contenga nitrato de calcio.

- Si la planta se vuelve delgada, pálida o amarilla, esto indica una deficiencia de nitrógeno. Tratar los arbustos con una solución de urea o "té verde", cuya receta encontrará a continuación, ayudará a combatir el problema.
Vídeo "¿Qué dar de comer?"
Este vídeo te mostrará cómo y con qué fertilizar los tomates en un invernadero.
¿Cuándo y qué tipo de fertilización se realiza?
La fertilización de las tomateras requiere varias aplicaciones durante su ciclo de vida. Muchos cultivadores realizan la primera fertilización inmediatamente después del trasplante de las plántulas al invernadero. Los hoyos previamente cavados se rellenan con humus (también se puede usar compost) y ceniza. El humus es esencial por su alto contenido en nutrientes, mientras que la ceniza lo es por sus microelementos, que benefician el desarrollo y la fructificación de la planta.
Una vez plantados los tomates, surge la necesidad de fertilizarlos. Muchos jardineros debaten sin cesar sobre la solución ideal. Algunos creen que lo mejor es fertilizar las plantas de invernadero no antes de 14 días después del trasplante. Sin embargo, si prefiere fortalecer las plantas debilitadas por el trasplante, puede fertilizarlas con una solución especial llamada "té verde". Es fácil de preparar: recoja cualquier hierba, incluso maleza (la ortiga, el llantén, etc., son adecuadas), un cubo de gordolobo y 250 g de ceniza de madera. Para obtener 50 litros de solución, necesitará unos 5 kg de hierbas finamente picadas, que, junto con la ceniza y el gordolobo, se añaden al agua y se dejan en remojo durante varios días. Transcurrido este tiempo, el volumen total de la solución debe ser de 100 litros. La solución resultante se aplica a los tomates, utilizando unos 2 litros por planta.
Cabe destacar que los agricultores evitan fertilizar las plantas de invernadero con fertilizantes minerales inmediatamente después de la siembra. Esto se debe a que dichas mezclas tienen un efecto desigual en el cultivo: algunas favorecen un follaje exuberante, mientras que otras estimulan la floración.
Por lo tanto, conviene limitarse a la materia orgánica o abonar los arbustos con fertilizante complejo.
Si el suelo de su invernadero es muy rico en nutrientes, puede omitir la fertilización de las plántulas recién trasplantadas. En este caso, la frecuencia aproximada de fertilización de sus tomates será la siguiente:
- Los tomates se abonan por primera vez dos semanas después del trasplante de las plántulas a su ubicación definitiva en el invernadero. Para ello, se utilizan fertilizantes minerales (40 g de fósforo, 25 g de nitrógeno y 15 g de potasio), disueltos en un cubo de un litro de agua. La solución debe prepararse de manera que cada planta de tomate reciba aproximadamente un litro.
- La próxima vez que surja la pregunta de cómo fertilizar los tomates será cuando florezcan abundantemente, sobre todo en invernadero. Esto ocurre mucho antes que en campo abierto. Fertilizar en esta etapa es esencial, ya que las plantas necesitan nutrientes para asegurar una buena fructificación. La solución óptima es la siguiente: por cada 10 litros de agua, añadir medio litro de extracto líquido de gordolobo y excremento de pájaro, junto con una cucharada de sulfato de potasio. Calcular la dosis de aplicación para que cada tomatera reciba 1,5 litros. Si no se dispone de mezclas orgánicas, se puede usar una solución de nitrofosfato: una cucharada por cada 10 litros de agua es suficiente. Regar cada planta con aproximadamente un litro de agua. Durante este periodo, también es recomendable rociar preventivamente las plantas con una solución de nitrato de calcio; esto protegerá los tomates de la pudrición apical. Para una solución eficaz, una cucharada del producto por cada 10 litros de agua será suficiente.

- Cuando comiencen a formarse los ovarios, se pueden abonar los tomates con una solución de ácido bórico (10 g), ceniza de madera (2 l) y agua caliente (10 l). Esta mezcla se deja reposar durante 24 horas y, a continuación, se riegan las tomateras con 1 litro de agua por planta. Esta solución ayuda eficazmente a que los tomates produzcan una cosecha más rápida y acelera la maduración.
- Vuelva a fertilizar los tomates de invernadero al inicio del período de fructificación activa; esto acelerará la maduración y mejorará su sabor. Esta vez, utilice 1 cucharada de humato de sodio y 2 cucharadas de superfosfato. Disuelva el fertilizante en 10 litros de agua y aplíquelo según el procedimiento habitual.
En cualquier caso, no existe un programa de fertilización definitivo que funcione para todos los tomates. Cada jardinero se basa en su propia experiencia y en las características específicas de las variedades de tomate cultivadas en invernaderos.
Alimentación foliar
Los beneficios de la fertilización radicular convencional son innegables, pero la pulverización foliar también es beneficiosa: las hojas y los tallos de las plantas se tratan con soluciones especiales. Este tratamiento proporciona a las plantas micronutrientes que no se encuentran en el suelo. Si los tomates presentan deficiencias de micronutrientes específicos, se pueden pulverizar con soluciones formuladas específicamente con dichos micronutrientes. Este tipo de fertilización produce resultados inmediatos, perceptibles a las pocas horas de su aplicación. Sin embargo, la aplicación de las mismas sustancias al suelo no mostrará resultados hasta pasadas al menos una o dos semanas.
Durante la floración activa de los tomates, además del abono radicular habitual, se puede complementar el riego con una solución de ácido bórico y extracto de ceniza de madera. Para preparar esta solución, se vierten dos tazas de ceniza en tres litros de agua caliente y se deja reposar durante varios días. A continuación, se filtra la infusión para eliminar cualquier sedimento y se añade agua hasta completar 10 litros.
A primera vista, fertilizar los tomates repetidamente podría parecer una tarea ingrata y que consume mucho tiempo. Las plantas deberían estar perfectamente satisfechas con los nutrientes ya presentes en el suelo tras la preparación de otoño y primavera. De hecho, si el suelo del invernadero no se agota y el jardinero sigue cuidadosamente el orden de siembra, obtendrá una buena cosecha. Sin embargo, con una fertilización regular, la cosecha será mucho más abundante y sabrosa.
Además, cuidar de las plantas jóvenes proporciona un verdadero placer a un jardinero de verdad: es muy agradable ver cómo los tomates cobran vida bajo tus manos, llenándose de fuerza y salud.
Vídeo: "Primera fertilización de los tomates"
En este vídeo aprenderás cómo y qué utilizar para la primera toma.



