Plagas del tomate y métodos eficaces para controlarlas
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Clasificación básica de plagas
Las plagas del tomate incluyen una amplia gama de microorganismos patógenos e insectos parásitos, que representan diferentes especies y afectan a las plantas de maneras completamente distintas. Por esta razón, no existe una clasificación única y precisa de todas las plagas en grupos u otras divisiones.
Las plagas del tomate se dividen generalmente en aquellas que dañan el sistema radicular y aquellas que atacan las partes aéreas (hojas, flores y frutos). Para detectar un problema a tiempo, es importante saber cómo se manifiesta la enfermedad o plaga y qué medidas tomar para eliminarla.
Vídeo "Plaga tardía"
En este vídeo aprenderás qué es una enfermedad del tomate llamada tizón tardío.
tizón tardío
Esta es la enfermedad fúngica más común y extremadamente peligrosa, que afecta particularmente a los tomates cultivados al aire libre. Prevenir el tizón tardío es prácticamente imposible, ya que la actividad del hongo depende de las condiciones climáticas, especialmente de la humedad. La enfermedad suele alcanzar su punto máximo en la segunda mitad del verano, cuando las noches se vuelven frías y es posible que haya niebla y rocío por las mañanas.
La alta humedad combinada con bajas temperaturas crea las condiciones ideales para el desarrollo del tizón tardío en los tomates. Cabe destacar que los tomates cultivados en invernadero son menos susceptibles al tizón tardío, ya que los invernaderos permiten controlar la temperatura y la humedad.
La enfermedad se reconoce por las características manchas marrones en los frutos, las hojas y los tallos. En las partes verdes del arbusto puede observarse una fina capa blanca o grisácea.
Por lo general, estos signos indican una infección total de la planta. En esta etapa, rara vez es posible salvar la cosecha, ni siquiera una parte. Por lo tanto, la prevención es crucial en la lucha contra el tizón tardío: desinfectar las semillas y el suelo, y rociar las plantas con preparados especializados o remedios caseros.
Actualmente se dispone de muchos productos biológicos eficaces (Gamair, Gliokladin, Barrier, Alirin). Estos contienen enzimas que mejoran la microflora del suelo e inhiben la actividad fúngica. Se recomienda regar las plántulas con soluciones de estos productos (1 tableta por litro de agua, o según las instrucciones) cada 14 días. Durante una epidemia, riegue las plantas con mayor frecuencia: cada 7 días. Como medida preventiva, las plántulas de tomate pueden rociarse cada 20 días con soluciones ecológicas de Zaslon (3 tapones por litro de agua) o Barrier (5 cucharadas por 10 litros de agua).
Los jardineros que prefieren combatir el tizón tardío con remedios caseros pueden usar una solución de ajo. Para prepararla, agregue una taza de ajo pelado y picado a 10 litros de agua tibia (25 °C) y deje reposar durante varias horas. Luego, añada 1 g de permanganato de potasio, mezcle bien y riegue la tierra a razón de 0,5 litros por metro cuadrado. Como medida preventiva, riegue los tomates antes de la floración. La solución también se puede aplicar cuando aparezcan los primeros síntomas de la enfermedad.
mancha marrón
Otra enfermedad fúngica que se presenta en condiciones de alta humedad y bajas temperaturas. Las esporas de este hongo son muy resistentes (persisten en el suelo del año anterior), se multiplican rápidamente y pueden transportarse a grandes distancias, incluso en la ropa de las personas que entran en contacto con las plantas. Las principales causas de la mancha marrón son las noches frías, que pueden ocurrir cuando las plántulas se plantan demasiado pronto, el riego con agua fría, el rocío y la niebla. Los tomates cultivados bajo cubiertas de plástico y en invernaderos suelen ser susceptibles a esta enfermedad.
Los síntomas característicos de una infección fúngica incluyen manchas marrones o tostadas cubiertas por una capa aterciopelada azulada en el envés de las hojas. Las manchas se agrandan rápidamente, provocando que las hojas se enrosquen y se sequen. Sin una intervención inmediata, la planta puede morir. ¿Qué se puede hacer para prevenirlo? La prevención es fundamental: rociar con fungicidas (Barrier, Zaslon, Fitosporin) cada 7-10 días. Si los tratamientos biológicos no son efectivos, se puede usar oxicloruro de cobre (40 g/10 l de agua) u Oxychom (2 comprimidos/10 l de agua). Si un solo tratamiento no resuelve el problema, se puede repetir el procedimiento después de 2 semanas. Por supuesto, durante la enfermedad, se debe limitar el riego y reducir la humedad.
Mosaico
Una enfermedad viral que afecta principalmente a las variedades de tomate de temporada tardía, tanto cultivadas en invernadero como en el jardín. Se manifiesta con un cambio en el color y la forma de las hojas: aparecen manchas amarillo-blanquecinas, las hojas se deforman, se secan y se caen. Esto puede provocar la muerte de la planta entera, con la consiguiente pérdida de la cosecha.
Tratar el mosaico con pesticidas es inútil. Lo único que se puede hacer con una planta enferma es eliminarla por completo o quemar solo las partes dañadas. Se debe aplicar un tratamiento preventivo a las semillas que se vayan a sembrar. Las plántulas de dos o tres años se consideran más resistentes al mosaico. Si se compran las semillas, se deben remojar en una solución desinfectante antes de sembrarlas. También es eficaz rociar las plántulas con leche descremada (1 litro por cada 10 litros de agua más 1 cucharadita de urea) durante 10 días consecutivos.
podredumbre gris y parda
El clima frío y húmedo favorece la aparición de podredumbre en todos los frutales, especialmente en las solanáceas. En veranos lluviosos, las tomateras suelen ser susceptibles a la podredumbre parda o gris. Los tomates cultivados en invernadero también pueden verse afectados si la humedad es demasiado alta.
La enfermedad se manifiesta principalmente en los frutos, pero si la infección es grave, el hongo puede extenderse a los tallos, las hojas de los tomates e incluso a las raíces.
Los principales síntomas son pequeñas manchas marrones que se agrandan rápidamente y desarrollan una superficie acuosa, similar al moho. La podredumbre puede afectar tanto a la fruta madura como a la completamente verde.
Si los tomates se cultivan en invernadero y se detectan manchas de podredumbre, se debe aumentar la temperatura y retirar los frutos dañados para evitar la propagación del hongo. Los tomates cultivados al aire libre que hayan sufrido daños por la lluvia y las bajas temperaturas deben rociarse con soluciones medicinales de Fitosporin y Arilin. Para la desinfección del suelo, se recomienda una solución de Gliokladin, diluida según las instrucciones. Se han observado resultados positivos al rociar las plantas enfermas con Barrier y Zaslon.
Ácaros, nematodos, orugas y moscas blancas
Los insectos dañinos y sus larvas causan tanto daño a los cultivos de tomate como los microbios y las bacterias. Las plagas más comunes del tomate son los nematodos, los gusanos cortadores, los ácaros y las moscas blancas.
Los nematodos son gusanos muy delgados que penetran las raíces de las plantas. La presencia de nematodos y sus larvas en el sistema radicular provoca una ramificación excesiva, la formación de grandes protuberancias y la pudrición parcial de las raíces laterales. Las plantas se atrofian, se debilitan, florecen poco y prácticamente no producen frutos. El método principal para el control de plagas es el cultivo adecuado del suelo. Después de cada cosecha, se debe remover la tierra y desinfectarla. Antes de plantar, se recomienda agregar una tableta de Gliocladin a cada hoyo.
Los ácaros son pequeños insectos parásitos que viven en el envés de las hojas. Se alimentan de la savia de la planta y crean una telaraña pegajosa alrededor de las hojas, provocando su caída. Si el daño es severo, las flores y los ovarios pueden desprenderse, causando pérdidas en la cosecha. Para controlarlos, se deben eliminar y quemar los restos vegetales y labrar bien la tierra. Rociar los arbustos con una decocción de cáscaras de cebolla o ajo (200 g de material seco por litro de agua) puede ayudar a controlar la población de ácaros. Fitoverm (1 ml por litro de agua) es un tratamiento eficaz.
Las orugas del gusano cortador son el enemigo más peligroso del tomate, ya que dañan todas las partes de la planta. Estas orugas negras y aterciopeladas, de 3 a 4 cm de largo, emergen de larvas depositadas en el suelo por pequeñas mariposas grises. Los gusanos cortadores causan el mayor daño a los tomates, especialmente a las partes aéreas: hojas, ovarios y frutos. Dado que el tratamiento de los tomates con productos químicos no es recomendable, se aconseja controlar las orugas manualmente, capturando las mariposas, recogiéndolas a mano y removiendo la tierra después de la cosecha. En invernaderos, los insectos pueden capturarse utilizando una mezcla fermentada de kvas y agua en proporción 1:3. La mezcla se vierte en frascos, donde las mariposas se congregan. Los jardineros también utilizan remedios caseros, como la pulverización con una infusión de ajenjo.
La mosca blanca es otra plaga común del tomate en invernaderos y campos abiertos. Se trata de pequeñas polillas de color blanco amarillento con alas harinosas, casi transparentes. Depositan sus huevos, que se adhieren a las hojas y se alimentan de la savia. Las partes afectadas de la planta se cubren de una película, se ennegrecen y, finalmente, la planta muere. Estos insectos pueden controlarse con Fosbecid (10 ml/10 l de agua) o cualquier insecticida para pulgones. Se recomienda pulverizar de 2 a 3 veces por temporada. Sin embargo, la clave para una buena cosecha reside en las medidas preventivas: desinfectar el suelo y mantener el microclima adecuado.
Vídeo "Mancha marrón"
En el vídeo aprenderás qué es la enfermedad.



