¿Por qué y a causa de qué se marchitan las hojas de los tomates?
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Enfermedades de las plantas
Nuestro clima es propicio para el cultivo de tomates, y cualquiera puede aprender las técnicas básicas. Sin embargo, el tomate es un cultivo delicado que requiere cuidados, atención constante y ciertas habilidades de jardinería. Desafortunadamente, suele ser susceptible a diversas enfermedades que no solo dañan la planta, sino que también pueden provocar la pérdida total de la cosecha. Uno de los problemas más comunes es el amarilleamiento y marchitamiento de hojas y frutos.
Los tomates de invernadero son vulnerables a diversas enfermedades. Muchos jardineros desconocen cómo combatir ciertas enfermedades de las plantas, pero es fundamental identificar la enfermedad lo antes posible y actuar en consecuencia; de lo contrario, se perderá toda la cosecha y las plantas morirán.
Existen muchas enfermedades del tomate, pero hay algunas clave que conviene tener en cuenta. Estas incluyen:
- tizón tardío;
- mosaico;
- fomosis;
- pudrición debido al exceso de humedad;
- insectos, escarabajos, gusanos.
En primer lugar, es necesario identificar los signos de estas enfermedades para elegir los métodos más óptimos para su eliminación.
Entre las plagas más peligrosas se encuentran los grillos topo, los gusanos cortadores, los gusanos alambre y las moscas blancas. Estos insectos pueden controlarse con productos domésticos, y diversos remedios caseros también son eficaces. Muchos jardineros publican sus recetas y consejos útiles en internet.
Los tomates de invernadero suelen verse afectados por el tizón tardío, una enfermedad causada por un hongo. Este ataca las hojas y los tallos, provocando manchas marrones. Otro síntoma de esta enfermedad es una fina capa blanca que aparece principalmente en el envés de las hojas.
Vídeo: "¿Qué hacer si tus tomates se están marchitando?"
Este vídeo te mostrará las formas más efectivas de solucionar este problema.
Medidas preventivas
Para proteger los tomates y la futura cosecha de enfermedades y plagas, siga algunas reglas sencillas, pero cruciales. Aquí tiene algunos consejos de expertos:
- Plante solo plantas sanas, seleccione solo plántulas fuertes;
- Téngase en cuenta la fertilidad del suelo antes de plantar, ya que la falta de nutrientes puede ser una de las razones de la aparición de enfermedades;
- Trabaje con las plantas con el mayor cuidado posible, evitando daños, roturas o cortes involuntarios;
- Al plantar, se pueden colocar algunas ortigas secas en el hoyo; se cree que las ortigas favorecen el crecimiento y desarrollo saludables de los tomates;
- Téngase en cuenta el momento de la siembra de los tomates, ya que estas plantas son muy sensibles a las condiciones climáticas;
- Se recomienda plantar varias variedades diferentes de tomates al mismo tiempo;
- Asegúrese de mantener la distancia entre los arbustos.

Los expertos también desaconsejan plantar tomates en el mismo lugar cada año, recomendando en su lugar descansar de tres a cuatro años. Si se utiliza un invernadero exclusivamente para tomates, será necesario renovar o cambiar la tierra por completo cada año. Además, recuerde desinfectar la tierra después de plantar tomates enfermos para prevenir que la enfermedad reaparezca.
Otros motivos
Las causas de las enfermedades del tomate se pueden dividir en dos grandes grupos. El primero incluye las relacionadas con condiciones de cultivo inadecuadas y el cultivo en invernadero, mientras que el segundo incluye las causadas por un cuidado inadecuado de la planta. Entre las principales causas, destacan tres:
- riego inadecuado;
- cantidad insuficiente de luz;
- sobrecalentar.
También cabe destacar que, en ocasiones, la causa del marchitamiento de las hojas del tomate y del debilitamiento, la enfermedad y la fragilidad de la planta no se debe a un solo factor, sino a varios. En tales casos, el tratamiento requiere un enfoque integral basado en los síntomas.
Riego incorrecto
Una de las condiciones más importantes para el cultivo de tomates es el riego adecuado. Las hojas de los tomates de invernadero, al igual que el resto de la planta, pueden sufrir tanto por falta como por exceso de humedad. Esto puede provocar la pudrición de la raíz y el marchitamiento prematuro de las plantas.
¿Cómo se determina la dosis y la frecuencia de riego correctas? La respuesta es sencilla: la frecuencia de riego está determinada por la edad de la planta.
Así pues, existen tres tipos principales de riego dependiendo de la edad de los tomates:
- Riego diario – adecuado para plántulas jóvenes plantadas muy juntas; el mejor efecto se consigue en las primeras horas de la mañana;
- una vez cada pocos días, en el caso de plántulas trasplantadas, que se riegan teniendo en cuenta el grado de sequedad del suelo;
- Una vez por semana; para plantas adultas, este riego debe ser especialmente abundante para que el suelo quede bien saturado de agua.
En cuanto a la temperatura del agua, debe estar tibia y ligeramente húmeda. También se recomienda crear una corriente de aire en el invernadero durante un rato después del riego para ayudar a reducir la humedad.
Falta de luz
Los tomates son plantas que adoran el sol; necesitan mucha luz solar para crecer bien y producir frutos carnosos. A menudo, la luz que llega al invernadero es insuficiente. Si a esto se le suma una alta humedad, es fundamental instalar un sistema de ventilación adecuado cuanto antes.
Al cultivar tomates fuera de temporada, las pocas horas de luz pueden provocar falta de iluminación. Este problema solo se soluciona con iluminación suplementaria adecuada. Esto se puede lograr con lámparas fluorescentes de bajo consumo colgadas sobre las plántulas y encendidas durante 15-16 horas al día.
Algunos jardineros recurren a pequeños trucos. Por ejemplo, colocar papel blanco o un trozo de papel de aluminio en el suelo del invernadero actúa como reflector, aumentando la intensidad de la luz considerablemente. Esto permite obtener un resultado positivo sin gastar mucho dinero.
Sobrecalentar
Como sabemos, los tomates son plantas que adoran el calor, pero también son vulnerables a las altas temperaturas, que pueden provocar que las hojas superiores se marchiten, los tallos se sequen y toda la planta se debilite. Si la temperatura en el invernadero alcanza los 38-40 grados Celsius, las hojas pueden caerse y la planta deja de crecer, lo que retrasa su desarrollo.
El sobrecalentamiento es un error común entre muchos jardineros. Creen que las temperaturas más altas son mejores para sus plantas, pero en realidad las están dañando. Los expertos afirman que la temperatura óptima para que los tomates crezcan y den fruto es de 25 a 28 grados Celsius (77 a 82 grados Fahrenheit) durante el día y de 16 a 18 grados Celsius (61 a 64 grados Fahrenheit) por la noche. Para controlar los cambios de temperatura en el invernadero, coloque un termómetro en su interior.
El cultivo de tomates requiere bastante dedicación, pero si se comprende todo y se dominan las reglas básicas para el cuidado de estas maravillosas plantas, no habrá que preocuparse por ninguna enfermedad y la cosecha siempre será abundante, brindando alegría a usted y a sus seres queridos.
Vídeo: "Cómo regar correctamente los tomates"
Este vídeo te mostrará cómo regar correctamente esta planta vegetal.



