¿Qué hacer si los tomates se ponen negros?
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Razones
A veces, los arbustos que crecen perfectamente se cubren repentinamente de manchas marrones en pleno verano. Aparece una capa sobre las hojas, que a veces se secan y se quiebran, y los frutos se pudren o desarrollan manchas. Otras veces, el dueño no se da cuenta del problema, cosecha los tomates y entonces aparecen manchas extrañas en los frutos, que empiezan a ennegrecerse y a pudrirse. Las enfermedades fúngicas son la causa más común.
El tizón tardío se desarrolla en condiciones de alta humedad, a menudo desencadenado por un cambio brusco de temperatura entre el día y la noche. Julio y agosto se caracterizan típicamente por noches frías y rocío, lo que debilita a las plantas y las hace vulnerables. Las esporas del hongo se acumulan en el suelo y se propagan fácilmente a otros objetos. El tizón tardío se manifiesta como una capa grisácea en el envés de las hojas, seguida de manchas marrones en el haz y ennegrecimiento de los frutos aún verdes. Un agricultor descuidado podría notar únicamente el tomate ennegrecido, pasando por alto las primeras etapas de la enfermedad.
El moho gris también es una enfermedad fúngica; primero afecta al tallo y luego se extiende a toda la fruta. El exceso de fertilizante nitrogenado combinado con un clima seco y caluroso puede provocar una enfermedad infecciosa llamada podredumbre apical. Inicialmente, el fruto aparece cubierto de manchas grises que se oscurecen progresivamente, y la podredumbre se extiende por todo el tomate, comenzando desde la parte superior; de ahí su nombre.
Se conocen casos de tomates que se ennegrecen debido a una deficiencia de calcio o a un suelo demasiado ácido. Los desequilibrios de micronutrientes suelen provocar una reducción o incluso la pérdida de la cosecha de tomates en el huerto. Sin embargo, en los invernaderos, el ennegrecimiento de los tomates se debe con mayor frecuencia a enfermedades fúngicas como la fusariosis, la cladosporiosis y la macrosporiosis. Una vez que las esporas llegan a la planta, el hongo se propaga por toda ella en un plazo de una semana a un mes. Lo peor de todo es que, si en el invernadero solo se cultivan tomates, berenjenas, pepinos o pimientos, que son susceptibles a las mismas enfermedades, la enfermedad se extiende rápidamente por toda la zona, sin encontrar resistencia.
También sucede que los tomates no se ennegrecen durante su crecimiento, pero después de la cosecha, de repente se manchan, se vuelven negros y se vuelven inservibles. Esto puede deberse a la marchitez por Fusarium o a la antracnosis. Las plantas se infectaron con las esporas de estas enfermedades fúngicas, que llegaron al fruto, pero sus efectos se hicieron evidentes más tarde. La antracnosis, por ejemplo, provoca la aparición de manchas apenas perceptibles y ligeramente hundidas en los tomates, que luego crecen y se oscurecen, destruyendo el fruto. Estas son enfermedades que se desarrollan en campo abierto.
Vídeo "Razones"
Este vídeo te explicará por qué los tomates pueden estropearse y ponerse negros.
Métodos de eliminación
Antes de tratar el problema, es necesario determinar la causa exacta del ennegrecimiento de los tomates. Si se debe a un exceso o deficiencia de fertilizantes minerales, basta con restablecer el equilibrio del suelo. Si la causa es la alta acidez del suelo, se debe añadir harina de dolomita o, al menos, ceniza de madera.
Cualquier enfermedad fúngica puede controlarse con fungicidas. Sin embargo, dado que los tomates se consumirán, es mejor usar la menor cantidad posible de sustancias dañinas para los humanos. Inspeccione cuidadosamente las plantas, evitando la sobrepoblación en el invernadero y el jardín. Ante el primer signo de enfermedades fúngicas, retire y destruya las partes afectadas de las plantas y rocíelas con cloruro de calcio o caldo bordelés, que no son absorbidos por el fruto. La forma más fácil y segura es rociar las plantas con agua salada; esta recubre la superficie de las plantas con una capa impenetrable para las esporas de hongos.
Existen remedios caseros eficaces contra las enfermedades fúngicas si no están muy avanzadas. Rocíe los arbustos con una infusión de ajo o una solución de leche fermentada. El ácido láctico previene la propagación de las esporas. Puede diluir kéfir o suero de leche con agua y tratar los arbustos con esta solución varias veces cada una o dos semanas. Es preferible realizar todos los tratamientos en un día nublado.
El sulfato de cobre aumenta la resistencia de las plantas a las enfermedades. Se aplica mediante pulverización sobre los arbustos, y algunos jardineros perforan el tallo con alambre de cobre a una altura de 10-15 cm del suelo. De esta forma, toda la savia que asciende por encima de este punto se enriquece con iones de cobre. Esto crea una inyección de cobre que actúa desde el interior de la planta contra las infecciones fúngicas.
Las esporas de hongos se acumulan en la capa superior del suelo, por lo que es importante seguir las reglas de rotación de cultivos. No cultive tomates en el mismo lugar durante más de tres años seguidos, ni los siembre después de patatas, berenjenas o pimientos, ya que presentan los mismos problemas. El suelo alrededor de las plantas (y después de su cultivo) debe labrarse a fondo, y la tierra del invernadero debe renovarse con la mayor frecuencia posible.
control de plagas
Los tomates también pueden ennegrecerse debido a las plagas. La solución es obvia: hay que eliminarlas. Pero esto no siempre es fácil. Los grillos topo, los gusanos cortadores, las moscas blancas y los gusanos alambre pueden causar daños importantes a las hortalizas del huerto. Los grillos topo prefieren suelos ricos en humus y suelen encontrarse cerca del agua. Construyen nidos de 15 cm de profundidad, donde ponen hasta 300 huevos. Es precisamente por su actividad que las hojas, las ramas y los frutos del tomate pueden ennegrecerse. Los jardineros experimentados recomiendan verter una solución de vinagre y pimienta de cayena en cada agujero, pero primero hay que localizarlos todos.
Existen tratamientos biológicos específicos para gusanos cortadores y moscas blancas, y se recomienda recoger los insectos manualmente. Para atraer a los gusanos alambre, se insertan palitos en las hortalizas de raíz, previamente enterrados en el jardín. Estos se dejan durante tres días y luego se eliminan junto con las plagas. La aplicación oportuna de cal ayudará a eliminar las larvas de insectos y a corregir la acidez del suelo.
Medidas preventivas
Para proteger tus tomates de las enfermedades fúngicas, debes preparar adecuadamente el terreno desde la siembra, cavar bien la tierra y, si es necesario, renovar la capa superior del suelo. No abuses de los fertilizantes, pero nunca uses estiércol en los tomates; no les aportará ningún beneficio, solo atraerá plagas y provocará infecciones.
Antes de sembrar, las semillas deben desinfectarse sumergiéndolas en una solución de permanganato de potasio. No se recomienda sembrar tomates después de otras hortalizas similares, como berenjenas, pimientos o patatas; es aconsejable cambiar la ubicación de los cultivos cada tres años.
Las enfermedades fúngicas amenazan a los tomates que crecen en sombra y con alta humedad, por lo que es fundamental controlar el crecimiento de las plantas, eliminar rápidamente los brotes laterales y quitar el exceso de hojas. En plantas maduras, las hojas inferiores deben estar a una altura mínima de 15 cm del suelo.
El riego debe realizarse de manera que la humedad no alcance las partes verdes de las plantas, sino solo la tierra. La pulverización con agua está permitida únicamente con fines protectores o terapéuticos específicos, no durante el riego. Después del riego o la lluvia, se debe remover la tierra para asegurar que el aire llegue siempre a las raíces.
Es fundamental desherbar el jardín; las malas hierbas solo favorecen la propagación de infecciones, debilitan las plantas al quitarles sus nutrientes y mantienen la sombra y la humedad.
Los tomates deben plantarse en zonas luminosas y bien ventiladas. No se deben cultivar patatas cerca, ya que esta proximidad puede duplicar el riesgo de enfermedades fúngicas o infecciosas, y ambos cultivos perderán calidad.
En invernaderos, conviene tratar el suelo con fungicidas específicos antes de plantar las hortalizas y renovarlo con frecuencia. Los tomates deben entutorarse, asegurándose de que las hojas queden al menos a 15 cm del suelo. Es importante controlar la humedad, evitar las fluctuaciones de temperatura y el crecimiento de malas hierbas, y eliminar de inmediato las hojas marchitas o secas. Las partes dañadas o infectadas de las plantas deben retirarse cuanto antes para evitar la propagación de enfermedades.
Es aconsejable inspeccionar cuidadosamente todas las plantaciones con la mayor frecuencia posible; las medidas preventivas o terapéuticas deben iniciarse tan pronto como se detecten los primeros signos de infección en las tomateras.
Vídeo "Plagas del tomate"
Este vídeo te mostrará cómo controlar eficazmente las plagas del tomate.



