Cómo cultivar calabacines fácilmente en tu jardín

Para los consumidores y jardineros aficionados, hay poca diferencia entre el calabacín y la calabaza. Sin embargo, el calabacín supera a la calabaza blanca común no solo en sabor, sino también en su composición nutricional, que incluye mayores cantidades de vitaminas y queratina, así como carbohidratos y ácido ascórbico. En este artículo, explicaremos cómo cultivar calabacín al aire libre, exploraremos los detalles de su cuidado y aprenderemos a almacenar la cosecha.

Un poco sobre la variedad

El calabacín, al igual que la calabaza, pertenece a la familia de las cucurbitáceas. Su forma y color se asemejan más a un pepino gigante con piel de calabaza. Aunque su nombre tiene raíces italianas, se cree que fue traído de América por inmigrantes italianos. El calabacín puede considerarse una variedad mejorada de la calabaza: la planta es más compacta y tiene una apariencia atractiva, un sabor más rico y delicado, se puede consumir crudo, tiene una mayor vida útil y conserva mejor su sabor.

El calabacín, al igual que la calabaza, pertenece a la familia de las cucurbitáceas.

Y, por supuesto, la mayor ventaja para los jardineros es la predominancia de flores femeninas. Los arbustos alcanzan aproximadamente 1 m de diámetro, con hojas grandes y estampadas. Los frutos son generalmente alargados y cilíndricos, y varían en tamaño. La piel puede ser de un verde suave con ricas rayas verde esmeralda oscura, o de un amarillo brillante. La forma, el tamaño y el color dependen de la variedad. Las variedades más productivas son Iskander, Tsukesha y Calabacín Amarillo.

Preparación del suelo y siembra

Al cultivar calabacines al aire libre, elegir la ubicación adecuada es fundamental. Un lugar bien iluminado, con sombra parcial o luz indirecta, es ideal. El suelo debe ser suelto, franco arenoso y de pH neutro a alcalino. También es importante evitar plantar calabacines en bancales previamente ocupados por otras cucurbitáceas. Cambiar la ubicación ayudará a prevenir posibles infecciones o ataques de plagas que se hayan establecido en el suelo. Los bancales elevados o las pilas de compost mezcladas con tierra y arena son buenas opciones para la siembra.

Para la siembra, puedes usar semillas o plántulas, dependiendo del tiempo del que tengas disponible. Se recomienda preparar el suelo con antelación para que se asiente y absorba los nutrientes del fertilizante. A finales de otoño, se labra la tierra y se añade estiércol descompuesto, junto con partes iguales de superfosfato doble y sulfato de potasio. Si el suelo es ligeramente ácido, se añade ceniza de madera. Justo antes de plantar, se vuelve a labrar la zona, se nivela y se airea. Para desinfectar el suelo, se añade una solución de permanganato de potasio y nitrato de amonio.

Preparación de plántulas de calabacín

La mejor época para sembrar las semillas de calabacín es a mediados de mayo, cuando el aire y la tierra estén lo suficientemente calientes y haya pasado el riesgo de heladas nocturnas. Antes de sembrarlas, se recomienda germinarlas y aclimatarlas ligeramente. Para ello, se deben mantener envueltas en una gasa húmeda o una esponja de poros grandes durante dos días. Aclimatarlas colocándolas en un lugar fresco, casi helado. Después de aclimatarlas, se deben trasladar a un lugar soleado durante una semana aproximadamente. Dependiendo del tipo de suelo, se debe hacer un agujero de 4 a 6 cm de profundidad. Las plantas se deben dejar a una distancia aproximada de medio metro entre sí.

Añade una pequeña cantidad de fertilizante (humus, ceniza) al hoyo y humedécelo. Luego, coloca las semillas, dos por hoyo, cúbrelas con tierra y espolvorea con un poco de turba, tierra seca o humus. Después de que brote la segunda plántula, retírala o trasplántala. Para asegurar semillas fuertes y viables, la tierra debe estar suficientemente húmeda y la temperatura superior a 20 °C. Si tienes tiempo y ganas, puedes preparar los plantones de calabacín para la siembra. Esto debería comenzar ya en abril.

Es necesario mantener una distancia entre los brotes.

Antes de trasplantar a macetas, las semillas se germinan en una solución con un estimulante del crecimiento. Luego, se llenan recipientes pequeños (los vasos de plástico sirven) con partes iguales de turba y compost, y se humedecen con agua tibia. Se pueden hacer agujeros para las semillas con el dedo; no es necesario que sean grandes ni profundos. Se riegan las plántulas cada 5 o 6 días con agua tibia. Para un aporte extra de nutrientes, se recomienda usar un fertilizante complejo, cristadina o nitrato de calcio. Después de un mes, las plántulas se pueden trasplantar al exterior. Se elige un día cálido y soleado para la siembra y se humedece bien la tierra.

Lo mejor es ahorrar espacio y plantar las plántulas con suficiente separación. Si la temperatura es baja y la tierra no está lo suficientemente caliente, se pueden crear pequeños invernaderos sobre las plántulas. Con temperaturas favorables y los cuidados adecuados, los primeros frutos aparecerán en tan solo 40 días.

Reglas para el cuidado del cultivo

Cultivar calabacines no es difícil, pero sí laborioso.

Cultivar calabacines es sencillo, pero requiere mucho trabajo. Para asegurar una cosecha abundante, es necesario seguir una serie de procedimientos regulares. Esta planta es bastante exigente. Para que el calabacín crezca, se desarrolle, florezca y dé fruto, la temperatura ambiente no debe bajar de 23 °C (73 °F). Riegue los calabacines con agua tibia y reposada, teniendo cuidado de que el agua no toque las hojas ni los brotes, ya que podría pudrirse.

Durante la floración y la maduración de los frutos, es importante mantener la tierra bien húmeda. Además, no olvide fertilizar. Fertilice la planta por primera vez cuando broten las hojas. Una segunda fertilización debe realizarse aproximadamente dos semanas después. Esta fertilización debe incluir fertilizantes orgánicos y minerales. Durante el período de fructificación activa, también puede fertilizar la planta en pequeñas cantidades, añadiendo el fertilizante junto con el agua. Mezcle gordolobo con ceniza y una pequeña cantidad de superfosfato, agregue agua y vierta suavemente la mezcla debajo de la raíz del calabacín, a poca distancia del tallo principal.

No olvides desherbar los cultivos.

Para asegurar una buena ventilación y prevenir el desarrollo de enfermedades fúngicas y parásitos, la planta debe deshierbarse regularmente y eliminarse el exceso de follaje según sea necesario.

El exceso de follaje verde dificulta la circulación del aire, el calentamiento del suelo y la polinización. También es importante aflojar la tierra y ventilar las plantas, sobre todo si están en un invernadero o semillero. En un invernadero, es importante no solo cultivar la hortaliza, sino también polinizarla. Si el acceso de los insectos es limitado, las flores femeninas se polinizan manualmente, transfiriendo el polen de las flores masculinas a las femeninas con un pincel o una gasa.

¿Qué es importante saber sobre el cultivo?

El cultivo de calabacines al aire libre tiene sus propias particularidades que deben tenerse en cuenta:

El cultivo es sensible a las heladas.

  • La sensibilidad del cultivo a las heladas. Incluso heladas ligeras de corta duración, de 1 a 2 °C bajo cero, provocan la muerte de las plantas;
  • Si las semillas se dejan en tierra fría durante mucho tiempo, lo más probable es que los brotes sean débiles y no viables;
  • Esta hortaliza requiere un suelo bien húmedo: incluso una ligera sequía puede provocar que la planta pierda sus flores y frutos. Sin embargo, el exceso de riego también puede causar enfermedades e infestaciones de plagas.
  • El sombreado y el densificación de los arbustos provocan una disminución del rendimiento;
  • La falta de humedad o luz, el exceso de fertilizantes y la polinización cruzada afectan el sabor de la fruta.

Cosecha y almacenamiento

El calabacín no madura tan rápido como la calabaza blanca, pero se conserva mejor y mantiene su sabor. Se cosecha una vez por semana o con mayor frecuencia, según su uso. Las raíces deben recortarse con un cuchillo afilado, sin arrancarlas. Los frutos más pequeños, de hasta 20 cm de largo y unos 100 g de peso, son ideales para consumir frescos. Los ejemplares más grandes e inmaduros son mejores para conservas y enlatados.

Para preparaciones y conservas se seleccionan las frutas de mayor tamaño.

Para recolectar semillas, seleccione calabacines completamente maduros, con la forma y el color adecuados. Guárdelos en un lugar bien iluminado y coseche las semillas a principios de invierno. Los calabacines frescos requieren un lugar fresco y seco para su almacenamiento. Si se mantienen libres de condensación, se conservarán hasta la primavera.

Los calabacines, de un amarillo esmeralda brillante, no solo adornarán tu mesa, sino también cualquier arreglo decorativo. Por lo tanto, para disfrutar tanto de su sabor como de su belleza, te recomendamos que pruebes a cultivar esta hortaliza.

Vídeo: "Cómo cultivar calabacines correctamente"

Este vídeo te enseñará cómo cultivar calabacines correctamente en tu jardín.

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